Este caza tuvo su origen en la necesidad de cazas de largo alcance, capaces de escoltar a los bombarderos norteamericanos durante todo su vuelo, que participaban en las incursiones aéreas contra las instalaciones industriales, militares y ciudades de Alemania. Anteriormente las operaciones de bombardeo masivo por parte de los norteamericanos se desarrollaron con elevadas e insostenibles pérdidas propias a mano de los experimentados pilotos de la Luftwaffe. Con la aparición del Mustang en 1940 como prototipo y el inicio de su producción, se produjo la cesión de centenares de estos cazas a Gran Bretaña para defenderse de la ofensiva aérea alemana, ya que necesitaban más cazas de combate.
Durante las grandes incursiones aéreas diurnas por parte de la USAAF, el Mustang demostró ser el caza de escolta y ataque al suelo más completo del conflicto, dotando a las formaciones de B-17 fortalezas volantes (las tripulantes de los bombarderos lo llamaban los «amigos pequeños») de un escolta seguro y fiable frente a las escuadrillas de defensa aérea de la Luftwaffe que demostraron ser sus aparatos (Me-109 y FW-190 en sus distintas versiones) inferiores a los P-51 norteamericanos, además de un gran apoyo para las fuerzas terrestres aliadas.
De este caza surgieron al inicio los modelos P-51A y más adelante P-51B y P-51C. En total, más de 15.000 P-51 Mustang fueron construidos entre 1940–1945.
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