El ambicioso proyecto para la fabricación de un tanque totalmente argentino nació en 1973, cuando el Estado Mayor General del Ejército encargó la construcción nacional de un carro de combate mediano para reemplazar a los desfasados vehículos blindados que la fuerza terrestre mantenía desde la Segunda Guerra Mundial, es decir, los M4 Sherman y Sherman Firefly. El chasis y casco del nuevo tanque también debían ser utilizados para la construcción de una versión IFV, con el fin de sustituir a los obsoletos semiorugas M9.
Hay que tener en cuenta que durante las décadas del sesenta y del setenta, hubo momentos en los que se pudo haber desatado un conflicto bélico con Chile, y la construcción de un tanque propio, superior a los de la región, fue vista por la cúpula militar como la mejor opción para reemplazar el viejo parque blindado, teniendo en cuenta que posiblemente, si hubiese habido una guerra, las demás naciones no le venderían armamento a la Argentina.
Los requerimientos generales del tanque eran los siguientes:
- Portar un cañón de 105 o 120 mm;
- Poseer una velocidad máxima en carretera de hasta 80 km/h;
- Tener una autonomía en asfalto de más de 500 km sin utilizar tanques de combustible externos.
- No superar las 35 toneladas en orden de combate;
- Estar equipado con un moderno sistema de control de tiro y de visión nocturna.
La idea de producir un carro de combate propio era muy ventajosa, ya que al estar diseñado para ser usado en un escenario específico, el futuro operario consigue un vehículo mucho más acorde a los requisitos y necesidades, en lugar de adquirir un producto extranjero que fue pensado para teatros de operaciones muy distintos. Por esta razón, el TAM fue desarrollado teniendo en cuenta muchos aspectos de la Argentina, como ser los relieves, los climas, la infraestructura vial, etcétera. Ya que el país tiene una enorme extensión territorial, se requería de un blindado con un excepcional alcance de casi 1.000 kilómetros con combustible extra, y con una velocidad final mayor a los 70 km/h. Debido a los diversos tipos de suelos, el vehículo debía tener una escasa presión sobre el suelo, y como los caminos y carreteras del país se encontraban todavía en pleno desarrollo, no convendría que el peso del mismo superase demasiado las 30 toneladas. Es por esto que el TAM no podría llevar mucho blindaje; además esta característica no era muy necesaria, porque los carros de combate de las naciones vecinas eran anticuados y no era una urgencia poseer un tanque demasiado protegido.
Aunque los ingenieros argentinos ya habían construido un tanque nacional durante los años cuarenta (el Nahuel DL-43), no poseían experiencia en diseños modernos. Fue por este motivo que el proyecto Tanque Argentino Medio fue ofrecido a empresas alemanas y francesas.
Los germanos presentaron su exitoso Leopard 1 mientras que la francesa GIAT Industries hizo lo mismo con el AMX-30. Estos dos modelos eran muy similares, ya que estaban considerados como los mejores MBT de Europa; ambos eran relativamente livianos, estaban poco protegidos, y además poseían una muy buena movilidad. EEUU quiso participar del concurso y envió un M60 Patton para ser evaluado por el Ejército Argentino. El tanque norteamericano era muy pesado, no tenía tanta autonomía como la requerida, era más lento que los europeos, y además era más costoso de adquirir y mantener.
Fue entonces cuando, en 1977, la empresa alemana Thyssen Henschel mostró dos prototipos basados el IFV Schützenpanzer Marder; uno de ellos podía ser adoptado como carro de combate mediano, y el otro como vehículo de combate de infantería. Ya que comenzar desde cero con el diseño de un tanque era algo muy complicado para un país latinoamericano, y como los militares argentinos se encontraban muy apresurados, la Thyssen Henschel ganó el contrato. Ésta le proporcionó el traspaso de tecnologías necesarias para la construcción del blindado en suelo argentino, y ese mismo año los dos vehículos fueron sometidos a durísimas pruebas de supervivencia y demostración de capacidades, las cuales fueron realizadas por personal del Ejército Argentino. Los prototipos fueron utilizados en todas las zonas del territorio argentino en las que podrían ocurrir hipotéticos conflictos, como ser la Cordillera de los Andes, la selva misionera, la estepa patagónica, etcétera.
Estas pruebas fueron superadas con éxito y en 1978 se inició la construcción del primer lote de 6 vehículos de preserie en la Fábrica Militar de Río Tercero. El gobierno argentino creó una empresa estatal cuya función era a cabo todo el proyecto en sí; ésta se conocería luego como TAMSE (Tanque Argentino Medio Sociedad del Estado), y su fábrica contaría con materiales y métodos de producción modernísimos para lo que era Latinoamérica en ese entonces. Las instalaciones sumaban más de 15.000 m2, y se tenía pensado construir en ellas unos 252 tanques y 316 IFV.
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